MARIO CARREÑO (1913-1999)
Mario Carreño artista universal, integrante destacado de la vanguardia cubana, Premio Nacional de Arte en Chile, fundador y académico en diversas universidades y escuelas de arte.
Presencia constante en la plástica internacional, maestro de exquisita factura, nos habla en su arte de sutil composición – radiante, poético, imaginativo – de la perfecta relación entre superficie, forma y contenido.
Culto, refinado, atento al devenir de la historia humana acoge en su sensibilidad las vanguardias contemporáneas, las amplía y las hace suya con una mirada profunda e íntimamente latinoamericana; su vuelo poético transforma la materia natural en metáfora visual.
Activo, viaja por el mundo llevando la luz de su tierra natal para derramarla como un legado de belleza eterna en aquellos lugares que tuvieron el privilegio de su residencia.
Intuitivo sabe dar forma a un lenguaje plástico de valor nacional, latinoamericano y universal.
La excelencia en su obra vuela desde el clasicismo renacentista, donde las formas y la composición son equilibradas, claras y depuradas, se detiene en un expresionismo rutilante de colores contrastados y reinicia un viaje en que la conquista magistral de las formas es sustituida por componentes no figurativos, geométrico. Gira con soltura y valor de inspirada creación sobre su espacio expresivo hacia un surrealismo enigmático donde una cabeza deviene en lira y lo natural es una ensoñación. Inquieto, vuela nuevamente y pinta, pinta hasta la metáfora absoluta, aquí su vigor creativo da forma a una pintura grácil y luminosa, donde la sonoridad arquitectónica define el espacio y su estructura; y la luz su densidad.
Artista sencillo en su diálogo con el ser humano prodiga armonía y contenido, nunca cae en la anécdota fácil y en toda su obra lo trascendente está envuelto en los paños de la honestidad, que es la esencia de un sentir creativo profundamente ético. Conocedor del significado emocional de los colores su arte diligente nos invita en un gesto amable y cordial al deleite reflexivo.
Mario Carreño viajero esencial, pintor fecundo, docente, amigo y padre de familia, amanece al mundo en junio de 1913 y emprende su viaje trascendental en diciembre de 1999, dejando un legado imperecedero a la humanidad, sublime en su factura, profundo en su visión de la sociedad, sincero de pincel, color, forma y análisis en su propuesta estética y por sobre todo humano, profundamente humano.
JUAN CAMPOS REYES